enero 21, 2016

Compromisos climáticos del Perú se verían amenazados por avance de palma aceitera

El Perú se ha comprometido a proteger los bosques amazónicos y a disminuir la emisión de dióxido de carbono, pero el impulso que da a la producción de palma aceitera en la Amazonia estaría restando fuerza a este compromiso.
Desvío de agua a causa de las plantaciones de palma aceitera en Cotoyacu.
 / Vicariato de Yurimaguas, Loreto
La producción de palma aceitera fue declarada de interés nacional por el Estado peruano en el 2000, generando mayor interés en las grandes inversiones, como es el caso del Grupo Romero y sus empresas Palmas del Shanusi y Palmas del Oriente, en las regiones amazónicas de Loreto y San Martín, respectivamente.

Loreto, la región con mayor cantidad de bosques en el Perú (44%) con 32,451 hectáreas, viene siendo afectada por el cultivo a gran escala de la palma aceitera, una de las principales causas de su deforestación, solo las dos empresas mencionadas ya han talado 16,800 hectáreas de bosques primarios hasta setiembre de 2015, más de tres mil veces el área de la Gran Pirámide de Egipto, según datos del Proyecto de Monitoreo de los Andes Amazónicos (MAAP, por sus siglas en inglés).

En la dirección de Comunicaciones de la empresa Palmas del Shanusi afirman que no han deforestado el bosque primario porque cuando iniciaron sus actividades no existía; eran áreas que ya habían sido intervenidas. Eriberto Ruíz, presidente de las comunidades campesinas de Cotoyacu, uno de los centros poblados de Loreto afectado por esta empresa perteneciente al Grupo Romero los contradice: “Ellos han ingresado diciéndole al mundo que no es bosque, que ya había sido trabajado, ¡eso es mentira!”

Según la ingeniera forestal Dhaynée Orbegozo, de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA, por sus siglas en inglés), la tala del bosque primario por Palmas del Shanusi ha afectado la fertilidad del suelo en Cotoyacu, ya que este tipo de bosque sirve de sombra, almacén de agua y garantiza el equilibrio del ecosistema natural.

“Vivir aquí nos recalienta, ahora no se puede estar mucho tiempo en la chacra. Habiendo tanta agua, por qué debemos morir de sed”, reclama Ruíz.

En junio pasado, la Contraloría General de la República emitió un reporte en el que advierte que la deforestación ha aumentado notoriamente en Loreto por la expansión de los cultivos de palma aceitera (115% entre 2006 y 2013).

“La promoción del cultivo de palma aceitera en Loreto se realiza sin que se hayan concluido sus procesos de zonificación ecológica económica y ordenamiento territorial o se haya identificado y delimitado zonas en las cuales sea permitido instalar dicho cultivo”, señala el documento.

Para los 200 pobladores de Cotoyacu, pueblo ubicado en el valle del Shanusi, a 40 Km de Yurimaguas, también este tipo de cultivos estarían afectando su acceso al agua para su aseo y sus propios cultivos.

Las aguas se irían hacia los campos de más de 7,000 hectáreas —20 veces el área total del Central Park de Nueva York— adjudicadas a la empresa Palmas de Shanusi desde 2006 por el Gobierno Regional de Loreto.

“Un canal de 2,000 metros, que ha drenado las quebradas de [los ríos] Yanayacu y Cotoyacu, afecta a las comunidades”, denuncia Ruíz. Sin embargo, en la dirección de Comunicaciones de Palmas del Shanusi aducen que no necesita de agua, porque el riego de las plantaciones se da con las lluvias.

Respecto a si las plantaciones de palma afectan la disponibilidad de agua, el Grupo Palmas, perteneciente al Grupo Romero, señala en su sitio web: “La disponibilidad del agua depende de la deforestación, o grado de exposición que tenga la tierra a los rayos solares sin una protección de capa vegetal que sirva de sombra y ayude a retener el agua; depende también de la modificación de la topografía. La retención del agua depende principalmente de estas dos condiciones y no del tipo de cultivo”.

Gustavo Suárez De Freitas, Coordinador del Programa de Protección de Bosques del Ministerio del Ambiente, señala que la afectación de los cauces naturales se debe a que para cultivar palma, o cualquier otro monocultivo a gran escala, se mueve la tierra y eso afecta los cursos de las aguas.

El caso Barranquita

Una historia similar ocurre con Palma del Oriente (empresa Agrícola del Caynarachi S.A.) en el distrito de Barranquita, localizado en el límite de las regiones de Loreto y San Martín. El área fue otorgada por el Ministerio de Agricultura en 2005 y equivale a 3,000 hectáreas. En esta área también se ha deforestado bosque primario, según el Monitoreo de Bosques Amazónicos Andinos (MAAP).

La actividad de esta empresa produjo un enfrentamiento judicial en 2010 cuando el entonces alcalde de Barranquita, César Soria, demandó la nulidad de la adjudicación de tierras a la empresa Palmas del Oriente por la afectación a los humedales alimentados por el río Caynarachi.

La demanda se basó en la Ordenanza Regional N°12 de 2006, que establecía que el área no era apta para la agricultura a gran escala. Sin embargo, luego el Tribunal Constitucional la desestimó porque el Estudio de Impacto Ambiental ya había sido aprobado por el Ministerio de Agricultura.

Katherine Riquero, de la Dirección de Asuntos Ambientales Agrarios del Ministerio de Agricultura, dijo respecto a los casos de Palmas del Shanusi y Palmas del Oriente que “en relación al Grupo Romero no hemos iniciado ningún proceso sancionador ni hemos recibido alguna denuncia”. Sin embargo, en 2013 la Fiscalía de Yurimaguas demandó a Palmas del Shanusi por delito contra los recursos naturales por haber deforestado 500 hectáreas de bosques primarios (húmedos tropicales).

La Contraloría afirma que “vacíos técnicos y normativos en la promoción de los cultivos de palma aceitera han provocado el crecimiento en la producción de dicho cultivo en Loreto, convirtiéndose en una de las principales causas de deforestación en esa región”.

Según el informe “Deforestación por definición” de EIA, el Grupo Romero tiene planeado desarrollar cuatro plantaciones más en Loreto: Tierra Blanca, Santa Catalina, Manití y Santa Cecilia, que de aprobarse, deforestarían 23,000 hectáreas más de bosque primario.

El impulso a la producción de palma aceitera por parte del Estado, entraría en contradicción con la meta de deforestación cero para el 2021.

“Hay una meta que el Perú planteó en el 2009 y con ella nos manejamos: que al 2021 tengamos deforestación cero, es una meta neta, es decir, que se reponga aquello que se deforesta”, dijo en noviembre del año pasado el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal.

Asimismo, caminaría en sentido contrario al compromiso de proteger la Amazonía asumido con Noruega en el 2014, durante la Cumbre del Clima (New York), por US$300 millones. Por lo pronto, el Perú ya recibió de Noruega los primeros US$5 millones.

Cada hectárea de bosque tropical alberga 380 toneladas de carbono, según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU. Si se han deforestado 16,800 hectáreas entre las dos empresas del Grupo Romero, sería un total de 6 millones 384 mil toneladas de carbono las que se han emitido a la atmósfera. ¿Dónde quedan los compromisos asumidos por el Perú con la comunidad internacional?

Suárez de Freitas indica que uno de los acuerdos con Noruega es la implementación de políticas con las que se planea reducir a la mitad las áreas sin categoría legal ni zonificación ecológica, que son más del 45% de tierras en el país.

Así se evitarían casos como el de Cotoyacu o Barranquita en que se entregaron tierras a una empresa privada, pese a que existían bosques primarios.

La medida se comenzará a implementar el próximo año con los primeros US$5 millones que Perú ha recibido, el resto se invertirá en otras medidas para la protección de la Amazonía como la deforestación neta cero con la que se alcanzaría la neutralidad en carbono para el 2021, es decir, almacenar con la protección del bosque más carbono del que se pierde con la deforestación.
“Ahora perdemos mucho más que lo que ganamos”, dice Suárez De Freitas. Cotoyacu y Barranquita son muestras de ello.

Por Milton López Tarabochia.
Lea este reportaje y otros en Fronteras Ambientales
Este reportaje se ha realizado con el apoyo de Comunicaciones Aliadas e Infostelle Peru e.V.