septiembre 13, 2012

Nota de Prensa

Conversatorio
Existe en el Perú un paradigma con enfoque de gestión sectorial y fragmentada en torno al agua

Especialistas en el tema de la gestión del bien hídrico, debatieron en torno a lo que debiera ser un nuevo modelo para enfrentar el problema de la gestión del agua en el Perú. Teresa Oré planteó la necesidad de gestionar la demanda del agua, mientras que Andrés Alencastre propuso implementar instrumentos con un enfoque territorial de cuenca y gestión social del agua.
El modelo actual de gestión del agua en el Perú se ha convertido en el principal punto dentro del debate público, en respuesta a la preocupante situación que afronta el agua en nuestro país, tanto en el enfoque de su manejo, como en garantizar a todos el acceso al agua en calidad y cantidad.

Durante el conversatorio “Agua: ¿Explotación  de un recursos o gestión sostenible de un bien común?”, organizado por Comunicaciones Aliadas, el 11 de septiembre; la socióloga, Teresa Oré, integrante del Instituto para la Promoción y Gestión del Agua, IPROGA, explicó que el problema de la gestión del agua, pasa por un tema de frenar la creciente demanda que existe en el país en torno a este bien natural, lo cual ha llevado a que se genere una emergencia hídrica en algunas regiones del Perú.

Así, señaló que es el caso de Ica, en que la sobreexplotación del agua, a causa de la ampliación de la frontera agrícola agroexportadora de productos poco sostenibles, iniciada desde los años noventa, ha llegado a tal nivel que incluso se está afectando gravemente las reservas acuíferas subterráneas, cuya explotación ha incrementado del 50% al 65% entre los años 90 y 2010.
“Cada vez se quiere utilizar más el agua y esto tiene que ver con la gestión de la demanda del  agua, o sea se tiene que comenzar a recortar lo que es la gestión de la demanda del agua. En una zona como Ica, donde hay problema de agua, producir espárragos no es sostenible para nada. Este modelo de desarrollo ha producido un severo impacto ambiental en el sistema, todo lo que es el ecosistema en Ica ha explotado. Los conflictos en el valle de Ica ya no son por la tierra sino por el agua.”, refirió Oré.

Además, alertó que la situación de emergencia hídrica que atraviesa la región Ica, ha generado que grandes empresas agroexportadoras, que durante años han venido explotando el bien hídrico en esta región, se trasladen a Lambayeque en busca de nuevas reservas de agua para su explotación con la producción de estos productos poco sustentables.

Teresa Oré expresó que esta situación se produce en el marco de una política de promoción a la inversión privada y  la extrema fragilidad institucionalidad local, que conduce a la inoperancia y ausencia del Estado para resolver el problema de la gestión del agua en el país.

En esa línea, el economista Andrés Alencastre, representante del Programa Gestión Social del Agua y Ambiente en Cuencas, GSAAC, refirió que frente a la extrema debilidad institucional, que existe en nuestro país, para gestionar el agua hacia una perspectiva de desarrollo, es necesario cambiar el enfoque de gestión sectorial y fragmentada del agua, a uno con enfoque territorial de cuenca y gestión social concertada. A esto le denominó paradigma de la gestión concertada del bien común”.

“Tenemos una extrema debilidad institucional para gestionar el agua hacia una perspectiva de desarrollo (…) existe una estructura piramidal con unos instrumentos de gestión, absolutamente reproductores de una linealidad vertical centralista autoritaria, lo que ha generado una cultura  organizacional, en que la autoridad de gobierno se relaciona linealmente con los actores. En cambio el paradigma de la gestión concertada tiene que ser una relación de liderazgo, de representación de los proyectos de desarrollo de los actores quienes son los que realmente hacen gestión del recurso (agua), no es el alcalde quien hace gestión del agua”, refiere Alencastre.

El economista explicó que el enfoque territorial de cuenca y de gestión social, está orientado a que todos los actores y usuarios del bien hídrico conformen mancomunidades municipales por cuenca, de tal manera que con políticas de gestión basada en la formulación participativa se cree una nueva cultura organizacional.

“Otra cultura es esta, en el que toda la instrumentación es con un enfoque territorial de cuenca y de gestión social de todos los actores y sus instrumentos integran otra cultura organizacional. El esquema sectorial fragmentado disperso e inconexo no está funcionando, por lo tanto vamos a tener escenarios en que los actores exigen este tipo de instrumentaciones, por el agotamiento de esta cultura organizacional que ha predominado”, expresó el economista.

Para lograr ello, Alencastre señala que se requiere del fortalecimiento de las instituciones de desarrollo de sus capacidades y el fortalecimiento de sus acuerdos en torno a la gestión del bien común.