Movilización pacífica de indígenas Awajún Wampis el marzo de 2013. (Foto: Aidesep) |
En esta publicación queda patente la
práctica de algunas transnacionales como Maurel et Prom (Amazonas) y Repsol
(Junín) para facilitar la realización de sus operaciones, saltándose la
institucionalidad indígena. En efecto, estas empresas estarían fomentando la
fragmentación de las organizaciones representativas de las comunidades,
debilitando su accionar en defensa de sus intereses y, de esta forma, facilitando
el ingreso y operaciones de estas empresas.
En el caso del pueblo Awajun, damos
a conocer la denuncia del dirigente de ORPIAN-P, Edwin Montenegro, quien acusa
a Maurel et Prom de influir de manera irregular en la elección de la
presidencia del Consejo Aguaruna Huambisa (CAH), favoreciendo a dirigentes
afines a la empresa. Denunció al nuevo presidente del CAH, el dirigente Leo
Timias, por pretender conformar una nueva organización indígena, fuera de la
cobertura de ORPIAN-P.
En tanto en Junín, como ya ha venido
reportando el Vigilante Amazónico en relación al caso del pueblo indígena
Kakinte, es conocido que la empresa Repsol intentó generar acuerdos
directamente con la comunidad de Tsoroja, desconociendo la representatividad y
legitimidad de la Organización para el Desarrollo del Pueblo Kakinte (ODPK),
con el propósito de obtener licencia social para sus operaciones.
Esta estrategia empresarial no solo
estaría colocando en posición más vulnerable a las comunidades indígenas que
defienden sus derechos frente a la actividad extractiva, sino que también
estaría quebrantando la legitimidad y representatividad de las federaciones y
la organización indígena.
Puede descargar aquí el OctavoReporte Mensual del Vigilante Amazónico.
Fuente: Vigilante Amazónico